Pese a la humildad de la producción, la oportunidad es ilusionante para Ana, pero esa ilusión chocará enseguida con la férrea visión del director de la obra, que entiende únicamente al personaje de Lady Ana como un juguete al que Ricardo debe asfixiar (metafóricamente), humillar e incluso vejar sobre el escenario.Ana está inmersa en la preparación de un nuevo papel: ha sido seleccionada para interpretar a Lady Ana en una modesta representación del Ricardo III de Shakespeare que se llevará a cabo en un pequeño teatro off madrileño.
Pese a la humildad de la producción, la oportunidad es ilusionante para Ana, pero esa ilusión chocará enseguida con la férrea visión del director de la obra, que entiende únicamente al personaje de Lady Ana como un juguete al que Ricardo debe asfixiar (metafóricamente), humillar e incluso vejar sobre el escenario.